Colombia, tierra de identidad desconocida (versión Dane) Parte 1

“Escribimos para saborear la vida dos veces: en el momento y en retrospectiva.”
– Anaïs Nin
Colombia siempre ha tenido múltiples deudas y de diversas índoles, en especial, las que provienen de las instituciones estatales y cuya labor adeuda una gran contribución en el intento de conformar aquel espectro amplio y multiforme que conformaría la identidad general de los colombianos. 

Muchas veces se ha acusado, que la misma riqueza del territorio nacional, se ha presentado como un relevante obstáculo hacia ese propósito. Aunado a ello, la compleja realidad social en sus diferentes regiones desde los principios de la conformación de la nación, y que aún persiste en sus mutaciones, tampoco ha sido una variable de poco valor en todo esto.

En reiteradas ocasiones, se nos ha dicho desde la academia y desde el vivo ejemplo que dan las sociedades del ‘primer mundo’, que la fortaleza de un estado-nación, radica en la estable conformación y en la mejora continua y paulatina de sus instituciones. En eso mismo, Colombia siempre ha quedado rezagada.  

Con unos documentos que logré obtener a través del poder que otorga la rama judicial en un estado social de derecho como éste, de parte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (en adelante Dane); he de traer a evidencia que, ante las instituciones administrativas, la identidad general de los colombianos, es una identidad indefinida; indeterminada, contradictoria, de difícil acceso, pero ante todo, desconocida. Esta es la primera parte de un pequeño análisis que haré de esos documentos e informe que obtuve ‘a la fuerza’ del Dane. Y que intentan comprobar con veracidad mis palabras.
De izquierda a derecha: Alexander Vega, Registrador General de la Nación. Juan Daniel Oviedo, Director General del Dane. Imagen de edición propia.
He de decir, en este punto que, esta primera nota, es de contexto. Para lograr explicar en las siguientes, paso a paso, el por qué de lo que se dijo en el principio de este texto. 

Todo inicia por allá a mediados de octubre de 2021, cuando el Registrador Nacional, salió a hacer unas aclaraciones con un tono de contundencia, palabras que no dejaron impávidos a varios en los medios nacionales. En las que Alexander Vega el Registrador General del estado civil colombiano, afirmó que no creía en las cifras del Dane acerca de la población del país y se atrevió a decir que, incluso retaba al Director del Dane a que lo confrontara. Una situación no fácil de escatimar, teniendo en cuenta que, ambos son los entes insignias de este país, en cuanto a materia de administración de registro de los datos de la población que conforma a Colombia se trata.

Pero, se preguntará el lector ¿en qué se basó el Registrador Nacional para hacer semejante afirmación? Pues, según él y sus delegados y agentes —de lo cuál también citaré más adelante con base en un comunicado que recibí también de la registraduría—, en los registros civiles, ya que ese número, el de 55 millones, es el que su dependencia tiene. Y no 50 millones como afirmaban desde el Dane.

En aquel momento, el Director del Dane, respondió con una respuesta que es una bofetada a la inteligencia común, al expresar que, el Registrador no debería tener en cuenta personas muertas para esas cifras. Él con cinismo, expresó lo siguiente:

“No todas las personas que se mueren en el país aparecen registradas como fallecidas en el Registro Nacional del Estado Civil y nosotros hemos hecho llegar esa información a la Registraduría para que depure esas cifras”.

El asunto al par de días, como es común en los hechos noticiosos de este país, quedo rezagado en el olvido. Dejando a un lado la importancia y trascendencia de tal situación. No fue este también el caso aquí. Respetando el debido proceso, obtuve después de varios meses, de manera sucesiva y gradual, respuesta a unas preguntas planteadas en torno a tal situación desde ambas instituciones. No con la amplitud que quisiera, pero si con la profundidad que he podido. 

El resultado, una confesión contundente de negligencia, atraso científico, tecnológico y una falta clara de unión y cooperación mutua de dichas instituciones hacia fines democráticos. En un copia y pegue de palabras que se repiten y repiten, básicamente, expresaron lo que ha sido Colombia siempre, una falta irrisoria en lograr  coordinar las palabras con los hechos. La viva imagen de quién intenta y no puede. Pues, es incluso mayor la cantidad de personas, de las que no se tiene registro y de las que se deja a la probabilidad y la estimación, lo que son y cómo son. 

Informes vagos, generales, mediocres, en donde en varios tramos, se hallan párrafos completos de corte y pegue sin citar. Gráficos sin contexto y explicación, ni síntesis que los aclare. Tablas de promedio de muertes poblacional, que más bien parecen rompecabezas, un acertijo a descifrar, por lo poco o nada que se dedicaron a explicarlas, hacerlas fácilmente, comunicables. Se parecen a los trabajos que yo hacía en mis primeros semestres en mi pregrado, una alegoría a la mediocridad. Me he esforzado más yo en la edición de las imágenes que hago para estas notas en esta página web, que ellos en ese informe. Eso es mucho decir. Pero, hay una diferencia marcada y profunda entre ellos y yo, solo por decir una, y es que del salario de todos nosotros, sale el dinero con el que ellos perciben grandes salarios y con el que se conforma el presupuesto de su actuar. El cual deja mucho que desear.

El Washington Post expresa en su lema que, La democracia muere en la oscuridad. Bien, aquí las instituciones, como el Dane, son las que sofocan a la llama de la democracia a cada vez más. De allí, que esa llama arda a ojos del público en general, con muy poca fuerza y vitalidad.

En las próximas notas, revelaré extractos de las declaraciones que me enviaron y citas textuales que comprueban y reiteran mis palabras ya dichas aquí para iniciar. La tarea es fácil, pero larga. Todo a su momento. No hay que inventar, lo que hicieron y lograron o no, ahí está. Solo es relatar.

Pero, hay una pregunta que se pueden hacer desde ya, ¿cómo saber lo que somos… si no sabemos si quiera con certeza, cuántos somos? Y pensar que por ello, por un resultado lleno de incertidumbre y de estimaciones vagas y hasta obsoletas, se gastan miles de millones. Los estándares de excelencia están muy bajos. Ya lo verán.  
Camina hacia el futuro

Yeisson X

Médico especializado en Neurología. Abogado con énfasis en Derecho Penal. Bueno, todo eso querían en mi familia. Estudié Comunicación Social – Periodismo, escritor y buen amante.