Y sobre que he de hablar,
Todos los días
tienes una conversación con alguien diferente,
Conoces, das, opinas, ríes o incluso te desahogas…
Para los más profundos, meditas si tus palabras fueron más indicadas;
Otros quizá lo tomaran como rutinario;
Y lo rutinario es parte de los días vividos,
Pero no es la definición de nuestra vida o de lo que somos.
Hace poco, un amigo me dijo: “¿Veo en ti que puedes transmitir algo que haga reflexionar?”
A lo que respondí: “¿Qué puede surgir de mi mente que interese a la multitud?”
¿Con qué puedo deleitar sus mentes?
¿O cómo llenar sus ansias en estos días tan agitados?
¿Acaso prestarán atención a un poema?
¿Será algo repleto de sentimientos?
¿Importan acaso los sentimientos cuando se busca principalmente el beneficio propio?
Si se busca sufrir poco,
Hablaré de comedia para olvidar las tragedias…
Ocultar lo que nos duele y nos recuerda nuestra propia fragilidad.
Sin embargo, en cuanto pronuncié estas palabras,
Vi sus ojos;
Sentí por qué les llaman las ventanas del alma,
Sonreí,
Se hizo un silencio,
Y me dije para mí mismo: “Gracias por devolverme aquello que había perdido”.