Estandartes de la ciencia – Mary Anning

“Escribimos para saborear la vida dos veces: en el momento y en retrospectiva.”
– Anaïs Nin
Al pensar en los avances científicos, muchas veces  se omite —no necesariamente con esa intención—, de olvidarnos que la representación aceptada del mundo natural, se ha visto sometida a cambios constantes. Evidentemente, algunos son más significativos que otros. Entre esos estandartes que hicieron posible esos logros de mayor preponderancia, es el foco donde comienzan a aparecer entre esa espesa bruma del olvido la figura de personas como lo es, Mary Anning. 

Denominada en el mundo académico actual como la ‘Madre de la Paleontología’, por haber  sido la primera mujer buscadora de fósiles. Es al mismo tiempo, un nombre sumido en el olvido. Su obra se hizo al margen de las instituciones, pero irónicamente, hoy su nombre está grabado con letras indelebles en ellas.

Foto de edición propia.
Mary Anning nace el 21  de mayo de 1799 y fallece el 9 marzo de 1847.  Su figura está rodeada no solo de sus contribuciones a la Paleontología, sino que en la actualidad también se halla envuelta de anécdotas curiosas. Hay personas que fundamentan el éxito o brillo de la carrera de ciertos personajes, debido a un ‘toque divino’. Es algo que podría aplicarse a Mary. Pues, como bien lo expresa Rosario Sosa (La Mujer, la Ciencia y la Paleontología en el siglo XIX: Mary Anning. Epistemología e Historia de la Ciencia Volumen 15, 2009). en sus trabajos, 

Mary fue siempre una niña extraordinaria. A los quince meses le alcanzó un rayo, la niñera que la tenía en brazos cayó fulminada; pero a ella no le pasó nada. Según su sobrino, Mary no era un bebé muy despierto, pero después del incidente se volvió una niña inquieta e inteligente.

Rosario Sosa, expresa que, Mary Anning, sin saberlo, fue casi la única proveedora de huesos de los museos históricos ingleses y a las colecciones privadas de nobles y científicos europeos. Por lo que muchos aprovecharían estos hechos, para que las notas y libros científicos que pudieron escribirse sobre estos descubrimientos, ‘no se vieron obligados’ a agradecer ni a nombrar a la descubridora de esos animales enormes desaparecidos desde hace millones de años. 

En este momento, primero, nos sería muy útil para iniciar este recorrido por la vida de esta científica, un pequeño análisis acerca de lo que es la Paleontología y a lo que se dedica. La paleontología es la ciencia que estudia e interpreta el pasado de la vida sobre la tierra y los paleontólogos son los científicos que se dedican a esta disciplina. Básicamente, sus objetivos están dirigidos a una reconstrucción histórica a través de la recolección física de los diferentes materiales de los seres que vivieron en el pasado, para intentar escrutinar el origen de las distintas especies y las causas de sus desapariciones y extinciones.  

Además la Paleontología se preocupa por hallar las relaciones de parentesco o filogenia, en lo que respecta a la relación de los seres con el entorno y su distribución en el planeta. Planteándoles así un horizonte académico y práctico que les permite interpretar la evolución de un grupo de organismos. 

Por la índole misma de sus preocupaciones, el paleontólogo requiere además de la ayuda de científicos de otras disciplinas para desarrollar su trabajo a cabalidad. Entre ellos se destacan los geólogos, químicos, biólogos, etc.
Uno de los datos más curiosos en la comunidad de la Paleontología, es que científicamente se pueden atribuir los primeros hallazgos de esta ciencia en unos textos de Leonardo da Vinci. Quién en el año 1500 logró hacer una interpretación de restos de animales marinos —encontrados en Italia, incluidos en rocas muy lejanas a la costa—.


Para poner en relieve el valor de los hallazgos de Mary Anning, seria necesario apuntar lo siguiente: a la tierna edad de doce años desenterró el primer fósil completo de un ictiosauro. Entre los 22 y 30 años, descubrió el primer esqueleto completo de un plesiosauro y el primer pterodáctilo macronix —un lagarto volador— hallado en Inglaterra. Además de otros varios que, enriquecieron sus aportes en gran medida a la Paleontología naciente.
 
Dibujo y notas del pterodáctilo macronix hallado por Mary Anning. Foto tomada de Wikipedia. 

Mary no era una fosilista del montón: solía descubrir restos que a los demás se les escapaban y era capaz de reconocer la presencia de un fósil en la roca del acantilado casi instintivamente. Una vez descubierto el fósil, tomaba todas las precauciones necesarias para que, durante su extracción, no resultara dañado. Otra de sus habilidades – rara entre los conservadores de los museos- era la de ensamblar ejemplares a partir de sus partes.

Hoy sabemos que durante el Jurásico inferior los dinosaurios al morir, sus restos se hundieron hasta el fondo del mar, y allí la falta de oxígeno los conservó. Luego, los movimientos de placas tectónicas comprimieron aquellos restos, que reposan, en los acantilados de varias costas europeas y americanas.

Así, a pesar de su origen humilde y de ser una mujer en un mundo de hombres, Mary Anning sin quererlo, halló motivos de admiración —que no son pocos— en hechos como que fue una mujer sin estudios, hicieran posible que sus aportes a la ciencia le convirtieran en una celebridad en una época machista misógina.  Al respecto, Rosario Sosa, dice que, muchas biografías citan a Lady Silvester quien expresó; 

Es verdaderamente una magnífica muestra del favor divino que una pobre muchacha ignorante haya recibido tales dones; leyendo y aplicándose ha alcanzado tal grado de conocimientos, que departe y se cartea con profesores y otras eminencias, y todos reconocen que ella entiende más de esta ciencia que ninguna persona en el reino.

A Mary le sucedió como a Schopenhauer, que mientras vivió, no fue reconocida profesionalmente como hubiera merecido, pero durante los últimos instancias de su vida su fama le valió una modesta pensión. 

Sosa, señala que, los historiadores y biógrafos retratan que solo fue a partir de 1838, Anning recibió una pensión anual de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia y en julio de 1846, pasó a formar parte —en carácter de excepción— de la Sociedad Geológica en reconocimiento a los servicios científicos prestados a los geólogos del mundo. Como dato curioso, habría que decir, que esta sociedad científica no admitió la inclusión de mujeres hasta 1904. 

Desdichadamente, al morir, científicos e historiadores simplemente la borraron de sus libros, arrebatándole sus aportes y se los acreditaron a los naturalistas que compraron sus especímenes como descubridores.  No obstante, la historia misma le otorgó a su nombre el honor de ser una leyenda científicas.
Camina hacia el futuro

Yeisson X

Médico especializado en Neurología. Abogado con énfasis en Derecho Penal. Bueno, todo eso querían en mi familia. Estudié Comunicación Social – Periodismo, escritor y buen amante.